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21 de septiembre de 2011

NANA

Duerme mi pequeña Nana, 
duerme sin temor,
pues  el eco que escuchas,
son  los latidos de mi corazón.

Cierra esos dos luceros,
que iluminan tu cara,
para que mañana se abran,
cuando alegre llegue el alba.

No llores mi linda Nana,
que siempre te acompañarán,
las caricias y los mimos,
que de mi mano saldrán.

Quédate así dormida,
que la noche ya llegó,
y las estrellas miran por la ventana,
tu inocencia y tu dulzor.

Descansa mi preciosa Nana,
que mi voz te arrullará,
y mis brazos serán tu cama,
que suavemente te acunarán.

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