(acuarela de mi autoría)
Naciste
para bailar tango
agarradito
a los rayos del sol.
Cadencioso
tu movimiento de cabeza,
exuberante
e intenso tu rubor.
Era
tiempo de abrazos,
de
sueños, de horas que volaban
sin
nada más que mirar.
Amantes
compartiendo el mismo lecho y
ciegos
de tanto amor.
Y
llegó la madurez y la pasional
historia
terminó.
En
el aire crepuscular solo queda
el
eco de la lejana música,
mientras
cabizbajo ves pasar
las
horas de tu triste soledad.
Vida
que empezó en otra primavera,
muerte
que llega de puntillas
cuando
el equilibrio emprende el vuelo.
Pronto
serás oleada de crespón negro
bajo
un océano de nubes, que si acaso miran,
solo
será por azar.