Por carencia de tiempo y
por exceso de impulsos nerviosos, tomo unas vacaciones; que no serán
tal, porque cuando un vástago decide volar ¡qué complicado es
todo!
Seguiré asomando a
vuestros blog de vez en cuando, pues la adicción que tengo a ellos,
no creo que pueda controlarla. También intentaré colgar algún
escrito, pero eso ya son palabras mayores. Os dejo cuatro versos que
se me cayeron tras un comentario a Rafael, ilustrados con la siempre
magníficas obras de Leonid Afremov.
La
lluvia me detiene en tus brazos,
esta
tarde marchita de otoño.
Presurosa
sacude mis soledades,
mientras
indiscreta fisgonea
en
tu rostro de dios Apolo.
Cómo
pude vivir hasta ahora
–pienso
mirando la inmensidad de tus ojos–.
Cómo
no soñé con tu boca,
en
las peinadas noches de mi reposo.
Benditas
las gotas
que
se arrojan de lo alto en silencio,
para
cantar al oído del alma;
ellas
son la caricia del aire,
y
tú el respirar que me falta.