Creo
que al menos hay dos épocas en el año donde pensamos que la vida
camina a pasos agigantados. Una es en el cumpleaños, y otra, llegadas
estas fechas. Es inevitable pensar aquello de: Unas navidades más
¡cómo pasa el tiempo! Quizá solo sean “cosas de viejo” como le
decía a mi madre años ha, ante esta tradicional frase; pero resulta
que llevo unos cuantos en los que no puedo evitar corroborar su
comentario. ¿Me estaré haciendo vieja?, me pregunto ante ciertos
pensamientos compartidos con ella y con mi padre.
Tal
vez el tiempo no perdone, pero tenemos que aprovechar al máximo éstos y todos los momentos posibles de recogimiento familiar. Esa
cercanía, esa complicidad, ese cariño, tenemos que disfrutarlo
siempre al máximo, pero en estas fechas tenemos que elevarlo al
infinito si es posible. Nunca dejemos que la vida pueda con nosotros,
cosa que nunca hará si tenemos el amor de los nuestros.
Desde
aquí os deseos unas muy felices fiestas. Solo hacedme un favor:
disfrutarlas al máximo. Un beso grande mis muy queridos amigos.
(Os
dejo un breve poema y un video con fotos de mi querida tierra soriana que ahora visitaré más a menudo)
Qué
breve es el rubor que tiñe la inocencia.
Qué
gozosa la juventud
que
amaneciendo con timidez
vive
y muere en vehemencia.
Qué
sosiego se adhiere
a
los pliegues de la madurez,
y
qué apatía anida en la vejez
cuando
la ilusión se quedó en el camino.