Seguidores

27 de junio de 2012

FUE UN PLACER COMPARTIR


Textos ganadores del reto de nuestro querido amigo Mos http://mosenlaorilla.blogspot.com.es/

y recitados con la espléndida voz de otro grande: Jorge del Nozal

Muchísimas gracias a los dos.

1º.- "EN EL ALTAR DE LAS SOMBRAS" (Trini Reina)

En el altar de las sombras,
tus últimas hebras
sin púrpuras se desangran.

Desde aquél útero primario
te sucedes
-largo o corto el trayecto-
hasta llegar a ese hueco voraz
que inmola tu esqueleto
y te convierte,
en huésped de la ceniza,
cobrándose el tributo
que la vida exige
a los que llevaron la cruz
de sus hados
o bebieron del gozo
que les diera.

En el altar de las sombras,
tus últimas hebras
sin púrpuras se…
A dolor desnudo entregas el aliento
y cesa la canción de tus arterias.

© Trini Reina.

2º.- "SIN TU OXÍGENO" (María)

Grito que tiembla en la noche,
silencio en mi garganta,
sombra que me aplasta
agonía sonámbula sin rumbo.

Atrapada en la oscuridad,
envuelta en lágrimas opacas
mi corazón sin latidos
ya no siente, está ausente.

Sentimientos caducados,
robaron mi alma,
asfixiándome las entrañas
llevándoselas el viento.

Duele respirar sin tu oxígeno,
mirar la luz cuando es tiniebla,
tu ausencia me aplasta,
me enmudece y me amarga.

Mis labios están sedientos sin tus besos
mi cuerpo está dormido sin tus caricias,
ya no sueño, ya no siento, ya no vivo,
tan sólo me quedan tus recuerdos.

© María. (Blog "Algo más que palabras")


1º.- "UNA CERILLA POR TURNO" (Humberto Dib)

Escogeríamos una cerilla por turno, el que sacara la más pequeña de las cinco, debería hacerlo. A pesar de nuestra corta edad, ya teníamos una cabal idea acerca del peligro y del valor. Ninguno quería jugarse: era demasiado alto, habría demasiadas piedras. Ninguno quería retirarse: era demasiado vergonzoso, habría demasiadas burlas.
Marcos subió al acantilado, giró su cabeza hacia nosotros (sonreía), afectó una pose de clavadista y se arrojó. Entró al mar como una flecha, con sobrado estilo, pero nunca volvió a la superficie. Pasaron casi treinta años de aquella tarde y aún no nos atrevemos a decirles a esos ancianos padres que sólo fue una mala broma, que todos sabíamos cuál era la cerilla más corta y que hicimos que su hijo eligiera en último lugar.

© Humberto Dib.

2º.- "EL FAN" (Teresa Frías)

Desde su debut en una plaza al aire libre, hace cinco veranos, no ha habido actuación que me haya perdido. Tengo que reconocer que siento por Claudio una devoción especial. Se desliza sobre ese estrecho camino de alambre como si fuera un amplio escenario. Anda, corre, gira, salta... como nunca he visto a nadie... ¡y sin red!
Hoy actúa en el Teatro “La damisela roja”... y ahí estoy yo, entre bambalinas. Impresiona ver su porte elegante, su altivez sintiéndose uno de los mejores. Creo que hoy es el día que más voy a disfrutar.
Después de diez minutos de puro espectáculo, realiza un doble salto. ¡Asombroso!, sus pies vuelven perfectamente a su lugar inicial. Doy un paso al frente, e inmediatamente sus ojos se posan en mí. Tras el desconcierto, pierde el equilibrio y cae.
Me pregunto qué le habrá impactado más, ¿mi manto negro, o mi guadaña?

© Teresa Frías (Blog "Tras las amapolas")

25 de junio de 2012

EN ESE RINCÓN

Acuarela de Inmaculada Urbano


El cielo corre lento, en ese rincón del jardín.

Sobre silla de anea mustia
y reumático respaldo,
camina la memoria cada tarde.
Madeja de fina plata en la nuca,
y nostalgia abierta en las venas.
Dedos ágiles trenzando ganchillo,
de níveo algodón y áureos rayos,
de rosa ternura y verde esperanza.
Solitario pende el hilo,
y herido de invierno el sol...
la sonrisa sabia espera,
el Sueño que la amará.

Hay un silencio que rompe el alma,
en ese rincón que su paz vacía.

En el regazo yace el ovillo,
que nunca verá el final;
mientras el viento arrebata
el último soplo,
que se escapa como agua al mar.

Duerme la silla su vigilia,
en aras de la eternidad.

El cielo dejó de correr, en ese rincón del jardín.


22 de junio de 2012

ILUSIÓN DESTROZADA



Un año separada y la amargura era su compañera. Con sus recién cumplidos cuarenta y dos años, Elena intentaba seguir adelante cada día, no solo por ella; sino por sus dos hijas, que eran su auténtico apoyo.

El divorcio fue la meta de un camino lleno de engaños y mentiras. Conoció a su marido con apenas veinte años, y tras dos de noviazgo, la relación culminó en casamiento. Como en un cuento de hadas, vivió cada instante de amor, de amistad y de lealtad; hasta que la realidad la despertó de su quimera, mirando cara a cara, el desamor, la hostilidad y la traición.

El despertar fue cruel, pues su ingenua ilusión la había convertido en adicta de esos besos y abrazos que él prodigaba, manipulaba y compartía desde el primer día con otras mujeres. Quizá ella le hubiera perdonado una infidelidad, pero cuando descubrió, y él le confirmó, tantas y tantas consumidas en su deambular promiscuo, el perdón huyó de su corazón dejando hueco al odio y al rencor.

Cuando le presentaron a Roberto, notó que algo se encendía en su interior. Su sonrisa entrañable y esos ojos negros, profundos, clavados en los suyos hicieron que se sintiera ruborizada. Tenía veintidós años y bien podía ser hermano de su hija Laura, por eso no quería dar esperanzas a esa pequeña llama apenas incipiente y expectante.

Se levantaba todos los días con un estímulo que hacía mucho tiempo tenía olvidado. En el grupo de desayuno ya no eran dos, sino tres. Roberto se había incorporado desde que un día se lo propusiera Ana, pues por su culpa se le había pasado el tiempo de descanso. No faltaban las confidencias, ni los cotilleos, ni las risas.

–¡Hola! –dijo Roberto, sentándose en una banqueta de la barra–. ¿Y Ana?
–No ha venido. Este fin de semana le toca visita y se ha cogido el día.
–¡Vaya faena tener a la madre tan lejos! –añadió un poco mustio.
–¿Qué te pasa?... No te veo hoy muy animado.
–... Es que ayer discutí con mi tío y le dije que me iba de casa.

Roberto se había quedado huérfano hacía diez años y el hermano mayor de su padre, que no tenía hijos, se hizo cargo de él.

–¿Y qué vas a hacer? –preguntó Elena inquieta.
–No sé... mi tía siempre media por mí, pero ya estoy harto. No tengo independencia, siempre machacando... pensé que al trabajar cambiaría, pues ya no estaría comiéndome “la sopa boba”, como no hacía más que repetir; pero ahora ha cogido otro soniquete, “todo el día de cachondeo”. Pero, ¿qué más quiere?... Apenas nos vemos, y si cruzamos dos palabras, es para discutir. Lo malo, es que no gano lo suficiente como para alquilar un piso.

A Elena se le encogió el alma viéndole tan triste, y sin sospechar las consecuencias que ocasionaría su frase y la desdicha que marcaría su vida, soltó de improviso:

–¿Por qué no vienes a vivir con mis hijas y conmigo?
–¡Qué dices! No puedo.
–Que sí, de verdad. Mira... para que no te sientas mal, si quieres puedes pagarme una especie de “alquiler”. Nada, una tontería, lo que a ti te venga bien.

Roberto aceptó, y ese fin de semana trasladó sus pertenencias, haciendo que Elena disfrutara como una colegiala corriendo y disponiendo todo.

Llevaban conviviendo cinco meses y todo era perfecto. No entendía como podía haber alguien que discrepase de él. Era amable, educado, ameno, conciliador en las disputas de las niñas, solícito y trabajador. Estas cualidades solo podían corresponder al hombre de sus sueños. Se había enamorado desde el primer día, pero ella, no podía, ni debía demostrar ese sentimiento, pues corría el riesgo de estropear la única relación que tenían. Sin embargo todos los días soñaba con sobrepasar ese límite.

Cada noche, en la intimidad de su dormitorio dejaba volar su imaginación, y recreaba paso a paso la posible escena de seducción. Unas veces ocurría sentados en el sofá del salón, al final de una película romántica; otras en la cocina, besándola con lujuria mientras interrumpía el lavado de ese vaso humedecido por sus labios; y la que más, en la oscuridad de su habitación, entrando a hurtadillas y deslizándose junto a ella en la cama. No importaba con qué situación fantasease; en todas terminaban manifestando su pasión encadenada durante tanto tiempo.

Acababa de dejar a Emma en clase de ballet, y aunque cansada, se pasó por el “super” para comprar un poco de cena. Llegó a casa y dejó las bolsas en la cocina. Se fue derecha al salón a descansar cinco minutos. Apenas unos segundos después, escuchó un ruido que provenía del pasillo. “¿Qué raro? –pensó–. Si Sonia está en la academia y Roberto dijo que había quedado con su tía”. Permaneció expectante... y volvió a ocurrir. Era como un gemido ahogado. En silencio se dirigió hacia el origen del sonido.

Dolor, rabia, rencor y odio, sentimientos casi olvidados, afloraron nuevamente desde su interior al ver a su hija y a su amado, desnudos y exhaustos sobre el lecho. Se sintió desolada, traicionada y manipulada; le había dado su amistad, su atención, su admiración, y él respondía quebrantando su confianza. No pudo expresar con palabras todos los sentimientos que emergieron desde sus entrañas. Se quedó parada, muda e incrédula. Él tampoco dijo nada. Desapareció de su casa, del trabajo y de su vida.

El destino nunca jugó limpio con ella. Desde entonces, el tiempo correría más lento y pesaroso. Nunca pudo olvidarle; no solo por el daño que le había hecho, sino porque siempre vería esos ojos negros, cada vez que mirase a ese niño, fruto de una unión simplemente sexual.

17 de junio de 2012

LUTO POR UNAS BOTAS

Óleo de Manuel Caballero

Genaro era uno de esos hombres que nacieron para pasar por la vida sin pena ni gloria –como tantos de nosotros–; pero él lo supo siempre, desde que viera a sus compañeros, cómo piropeaban a las chicas y cómo en clase no se paraban ante ningún reto.

Eternamente tímido, porque sabía que su físico no acompañaba y su elocuencia no existía. Alto, desgarbado, con gruesas gafas, de lengua torpe, y un halo permanente de desconcierto; como si la vida le sorprendiera a cada instante y él no supiese captar lo que ésta le gritaba.

Vivió con su madre hasta el año 1971, fecha en que falleció la pobre mujer de un “cólico miserere” (ataque de apendicitis). Genaro quedó solo, con 40 mustios otoños, y un tiempo que convirtió en un monótono ir y venir al trabajo –igual que antes, pero sin el consuelo de su madre–.

Hoy 10 años después, era la primera vez que iba de copas con sus compañeros de trabajo. Se atavió con sus mejores galas. Pantalón ancho de pana verde, camisa de algodón marrón, chaqueta de cuadros, y las inseparables botas negras que heredara de su padre. Acicaló el poco pelo que adornaba su blanquecina calva, y depósito sobre la ropa una buena cantidad de colonia.

Tomó el autobús. Iba contento. Juan, el más bromista, le caía muy bien. Siempre decía: “Genaro, un día de éstos saldremos, nos empaparemos de alcohol, y te harás un hombre”. Nunca entendía exactamente lo que quería decir con el final de esa frase, pues no era la primera vez que se emborrachaba; eso sí, a solas y con vino de mesa.

Llegó al punto de encuentro cinco minutos antes de lo acordado. No le hacía gracia que el local estuviera situado en un polígono industrial, pero tampoco se atrevió a protestar cuando se lo indicaron. Pasados tres minutos, Pedro apareció tras la puerta.

¡Venga Genaro! ¡Entra!, que ya estamos todos.
Vale... pero yo he sido puntual.
Sí, hombre sí. No te preocupes.

Su llegada fue recibida alegremente por sus colegas, que riendo le palmeaban la espalda. “Se nota que ya van cargados”, pensó. Miró a su alrededor mientras le servían un “whisky”. La luz roja que decoraba la penumbra de las paredes y las chicas semidesnudas que pululaban cerca de la barra, le hicieron recelar.

Juan ¿Esto no será un bar de putas? –dijo bajando la voz.
¡Pues claro! No ves las chicas tan guapas que hay –contestó divertido.
¡Ya!... pero tú no me dijiste nada de esto.
Pero, vamos a ver Genaro. ¿Cuántos años tienes?
Ya sabes que casi 50.
Y... ¿a que nunca has estado con una mujer?
... No –respondió tímidamente.
Pues hoy te vas a estrenar, como se decía antes. Este día lo festejarás en el calendario.
Pero... es que... yo no sé...
¡Venga, campeón!... ¡Adelante!
¡Sonia! –dijo Juan llamando a una chica “entradita” en carnes, y en años.

Después de hablar con ella en voz baja, ésta agarró la mano de Genaro y lo condujo por un pasillo situado al final de la pulida barra negra.

Una vez en el habitáculo, la prostituta dejó desnudo su torso. Los enormes pechos era el único punto visible para los ojos de Genaro. Sonia siempre había sentido una especial debilidad por los “primerizos”, y le gustaba observar sus reacciones. Podría escribir un libro con todas las anécdotas que le habían acaecido.

Le indicó que se desnudara, mientras ella sentada de espaldas en el borde de la cama desprendía las medias del liguero rojo. Apenas tardó veinte segundos en realizar la operación. Se levanto, se giró y sus ojos vieron un cuerpo blanquecino y esquelético vestido únicamente con un horrible calzado negro. Por primera vez en su larga carrera, quedó atónita ante la escena que contemplaba y la frase que soltó a bocajarro el tierno novato.

Señora puta, ¿me tengo que quitar las botas?

Genaro falleció a causa de un infarto, ocho meses después. Murió con las botas puestas–como no podía ser de otra forma–, y con ellas fue enterrado. Los cordones obran en poder de Sonia atando el manojo de cartas que Genaro le escribió. Una por cada día de amor.


15 de junio de 2012

VIDEO-POEMA (Quizá...)




Quizá un día ocurra, sin que nos demos cuenta.
Quizá tu mano roce el viento cerca de la mía.
Quizá tu mirada se detenga en mis ojos,
y me susurre caricias.
Quizá la mía duerma en los sueños de tu boca,
o naufrague en el mar de tu sonrisa.

Ese instante... quizá... detenga el tiempo,
y se deslice en nuestros sentidos,
para que mañana no olviden,
un amor... que quizá... pudo haber sido.

Quizá llore bajo el sauce,
junto al papel que debería haber contenido,
ese poema compuesto por ti
bajo un cielo anochecido.

Quizá me pierda hasta enterrarme de soledad,
o ahogarme en las arenas de mis dudas.
Quizá no debería soñar con encuentros cálidos,
llenos de aroma y amargura.
Quizás esta historia ya ocurrió,
en el lado oscuro de la luna.

14 de junio de 2012

CLEMENCIA (poema) - EL FAN (relato)


Como ya sabéis algunos compañeros, nuestros amigo Mos, nos ha retado de nuevo. Tenemos que escribir un poema y/o relato hablando de la muerte, pero sin nombrarla directamente, ni tampoco usar sus derivados, y tan solo con un máximo de 150 palabras. Os animo a participar en esta estupenda propuesta. 

Más información y algunos textos ya publicados en http://mosenlaorilla.blogspot.com.es/

Dejo aquí mis dos propuestas.

CLEMENCIA





En tu eterno reino sin fronteras;
caminas lúgubre, sin pausa,
con tu alma negra,
con tu negro corazón;
extendiendo tu manto
sobre la nada...
porque el vacío,
lo cubre todo.

Recorriste el mío
sin tan siquiera mirarme;
tu aliento pasó de mí,
para condenar a mi amado...
y ahora en mí, anida tu alma...
y esto ya no es vida.

Arrástrame a tu mundo,
hazme un hueco en tu osario,
llénalo de ceniza,
extermina mi dolor...
húndeme en el abismo...
pues mis labios no quieren ya maldecir,
y mi mente solo respira vértigo,
a la sombra de tu dalle.


EL FAN



Desde su debut en una plaza al aire libre, hace cinco veranos; no ha habido actuación que me haya perdido. Tengo que reconocer que siento por Claudio una devoción especial. Se desliza sobre ese estrecho camino de alambre como si fuera un amplio escenario. Anda, corre, gira, salta... como nunca he visto a nadie... ¡y sin red!

Hoy actúa en el Teatro “La damisela roja”... y ahí estoy yo, entre bambalinas. Impresiona ver su porte elegante, su altivez sintiéndose uno de los mejores. Creo que hoy es el día que más voy a disfrutar.

Después de diez minutos de puro espectáculo, realiza un doble salto. ¡Asombroso!, sus pies vuelven perfectamente a su lugar inicial. Doy un paso al frente, e inmediatamente sus ojos se posan en mí. Tras el desconcierto, pierde el equilibrio y cae.

Me pregunto qué le habrá impactado más, ¿mi manto negro, o mi guadaña?


13 de junio de 2012

PUBLICACIÓN

Mi cuento "El burrito Tesón" ha sido seleccionado para formar parte de esta colección de cuentos infantiles. Se han editado un total de 25 textos, de 417 presentados a concurso.




EL BURRITO “TESÓN”

Caminaba un pobre burro por una vereda estrecha y perdida entre la espesura del bosque. Hacía ya tres días que se había escapado de la granja, pues sus nuevos amos no le trataban bien. Nunca había entendido porqué algunos hombres eran así de malvados. Nada había hecho para molestarles, y sin embargo todo eran malas palabras y golpes.

Sabía, según le contó su padre, que había nacido para cargar y acarrear; éste era su cometido en la vida. A él no le importaba, pues se consideraba muy trabajador, pero que no le trataran, ¡ya no con cariño!, sino con respeto; era una cosa que no soportaba. Por eso decidió marcharse en busca del “paraíso” que le había contado su amigo “Bronco”. Era un perro muy listo, y un día comentó que existía un paraje donde acogían a todo aquél que se acercase hasta allí y quisiera quedarse. No había muros, ni jaulas, solo debían colaborar con lo que pudiesen para mantenerlo bonito y habitable.

Yo aportaré mi simpatía y mi trabajo”, pensaba mientras caminaba alegre. De repente se encontró con un hombre sentado al borde del camino. Se acercó con mucha cautela y comentó muy bajito:

Este humano tiene peor aspecto que yo.
¿Por qué lo dices? –preguntó el vagabundo.
¡Ahí va! ¿Cómo es que entiendes lo que digo? –añadió sorprendido el burrito “Tesón”.
Porque, me parece que a los dos nos han dado muchos palos.
¿A ti también te han pegado con una vara?
Sí, y aunque la mía no fuese de madera, la intención con la que se empuñó fue la misma: el desprecio.
Pues yo voy en busca de un lugar donde todo el mundo es feliz. ¿Quieres acompañarme? –preguntó “Tesón”.
No creo que nadie nos dé una oportunidad. En cuanto nos pongan el ojo encima, nos echarán –contestó el hombre, un poco desanimado.
¿Tienes algo que perder?, o ¿acaso sabes de algún otro sitio? –interpeló el burro.
No conozco ninguno, ni tengo otra cosa mejor que hacer –agregó el hombre sonriendo.

Caminaron durante dos días, y a la entrada de un hermoso valle, encontraron un cartel donde rezaba:

Bienvenido todo aquel que no tiene hogar.
Tan solo exigimos un poquito de humanidad.
Tan solo exigimos gozar de la felicidad”.

Humanidad, curiosa palabra” –pensó el burrito mientras miraba a lo lejos la hermosa granja.

-----====------

Al día siguiente, caminaba “Tesón” por los alrededores de su recién estrenada granja. Estaba ilusionado y contento porque había hallado el hogar en el que seguro viviría feliz. De pronto, a la vuelta de un recodo, oyó unos gemidos. Preocupado, se acercó para averiguar el origen de los mismos. Se encontró con un joven cordero que había caído en un hoyo.

¡Oh! –dijo sorprendido–. ¿Te has hecho daño?
Un poco. Creo que me he torcido una pata.
No te preocupes, que ahora te saco.

Tumbado en el suelo, “Tesón” extendió su pata y el cordero la enganchó sin dificultad. Una vez fuera lo colocó con mucho cuidado sobre su lomo.

Cuando apenas quedaban unos metros para entrar en el recinto de la finca, pasó una cebra.

¡Hola amigo! Veo que vienes bastante cargado. ¿Quieres que te eche una mano?
Muchas gracias, por mi no hay inconveniente. Así los últimos metros los haré más descansado. ¿Qué te parece a ti? –preguntó “Tesón” al lastimado cordero.
Por mi no hay problema –dijo éste desde lo alto.
Pues entonces adelante –añadió–, que toda ayuda es siempre bien recibida.

La maniobra de traspaso fue vista por una zorra, quien acercándose a “Tesón” le dijo:

¿Por qué has dejado que lo hiciera?
¿El qué? –dijo el burro.
Pues que sea ella quien lleve ahora al cordero. ¿No te das cuenta que todas las alabanzas van a ser para la cebra?
¿Y...?
Pues que no es lógico, has sido tú quien más lo ha ayudado, y el mérito es tuyo.
Te voy a decir una cosa... –dijo “Tesón” sin enfadarse– esto no es una competición para ver quién socorre más, sino una coordinación con el fin de evitar el sufrimiento de un ser vivo, y si cada uno colaboramos en la medida de nuestras posibilidades, seguro que el dolor será un poquito menor.

Dicho esto, la zorra corrió para ofrecer su compañía y animar al cordero con palabras de aliento.

El burrito “Tesón” corrió infinidad de aventuras en su nuevo hogar, e hizo muchísimos amigos, pues tenía un carácter amable y un corazón generoso.

PREMIO

Este premio me lo ha dado mi amiga Lobezna. Desde aquí le doy nuevamente las gracias.
Es imprescindible nombrar a 12 blogs, y confieso que lo paso muy mal a la hora de seleccionar, pues todos me parecéis geniales. De todos modos ahí van:


http://poesiayvivencias.blogspot.com.es/
http://amanecersinniebla.blogspot.com.es/
http://lpslzl.blogspot.com.es/
http://osvaldorene.blogspot.com.es/
http://escribirporaficion.blogspot.com.es/
http://lujanfraix.blogspot.com.es/
http://lichazul.blogspot.com.es/
http://majecarmu.blogspot.com.es/
http://siguiendolospasosdebarro.blogspot.com.es/
http://josemanuelserna.blogspot.com.es/
http://mosenlaorilla.blogspot.com.es/
http://pensamientosyopinionesdearturo.blogspot.com.es/

Y además aunque no tiene su página el blogger, debo nombrar a mi bruja preferida, que actualmente tiene un cuento a concurso, y desde aquí la deseo mucha suerte.
http://www.cuentosdemorimo.com/
Besos a todos.

10 de junio de 2012

A QUEMARROPA


Pintura de Soledad Fernandez


Como flor moribunda en un campo yermo,
como dedo sangrante por espino herido,
como astro cobrizo, lastimado por la noche...
busco mendiga la hora de morir.
Pues fuiste copa que me dio rocío enamorado,
rizo del viento que meció valles y colinas...
mar sediento de mis ojos salinos.
Mas como copa, derramaste rojo;
y como viento, azotaste palabras...
fuiste mar de lacónica y lacerante travesía.
Y en mi reloj del tiempo,
la cuerda, ya rota, se ha parado.

7 de junio de 2012

VIDEO-POEMA (Dónde estás unicornio)





Oigo tus pasos en las puertas de la noche.
Miro atenta por las ventanas del ensueño,
y por ellas me cuelo en tu mundo de misterio.

¿Dónde están tus galopes frenéticos
escribiendo canciones en las verdes laderas?
¿Dónde está tu fuerte crin canela?,
¿aquella a la que me agarraba con cautela?

Volaba y danzaba a lomos de tu existencia
mientras caminaba por la senda de mi inocencia.
Tiempos felices en los que gasté mi lozanía
en tu libre mundo de fantasía.

Ahora que no soy niña,
que por perder... he perdido hasta la dicha,
déjame que cabalgue de nuevo junto a la brisa,
y busque entre las frescas piedras... mi vieja sonrisa.

¿Dónde te escondes unicornio?
Álzame de nuevo sobre tu espalda
y volemos hacia los árboles de esmeralda.
Surquemos los mares irreales.
Cortemos con tu mástil brillante
las estrellas del firmamento.
Rasguemos las azules telas del viento
tan solo con tu dulce aliento.

Dame un poco de apariencia...
mientras lloro por tu inevitable ausencia.


3 de junio de 2012

PIEL PULIDA



¡Mírame!..., mira cómo brilla mi piel,
piel desgastada por tus besos de mentira;
en ella fuiste depositando,
engaños de lodo y ceniza;
y tu lengua hecha trapo,
se encargó poco a poco de pulirla.

¡Mírame!... no te de vergüenza,
observar sobre ella mis heridas;
al fin y al cabo, solo es la amargura...
de tu deslealtad nacida.

¡Mírame bien!... aquí yacen los tormentos,
que son tu culpa y mi desdicha;
pero no te asustes del hedor...
que solo son llagas, que dolientes gritan.

Por torpe e ignorante,
por no ver tu hipocresía,
por ese amor que me hizo ciega...
soñé en la noche que dormía.

Y ahora lloraré renglones callados,
en lo más profundo de mis días;
y moriré en las horas interminables...
que amargamente me acarician.

Vistas de página en total