SENDEROS DE MEMORIA
Escribo un poema
sentada en la quietud de tu respiración.
No necesito música de fondo
para invitar a mis sentimientos;
ellos fluyen solo con tu presencia.
sentada en la quietud de tu respiración.
No necesito música de fondo
para invitar a mis sentimientos;
ellos fluyen solo con tu presencia.
El
sol calienta la vieja madera de la ventana,
y
se cuela tras sus desgastados cristales
para
iluminar tus negros ojos;
que
serenos leen los últimos versos
que
te enamoraron...
–los
mismos desde hace cincuenta años–
Sonrío
mientras en mis lagrimales
habita
la ternura...
y
maldigo a la Memoria por abandonarte,
y
la bendigo por no hacerlo conmigo.
Hay
momentos que duelen;
como
saber que el viento encrespado
que
hiela mis huesos,
no
es el mismo que ven tus ojos.
No
quiero insistir en un presente
que
nunca será tuyo,
prefiero
desempolvar mis aromas del ayer
y juntos imaginar de nuevo los sueños.