Un año
separada y la amargura era su compañera. Con sus recién cumplidos
cuarenta y dos años, Elena intentaba seguir adelante cada día, no
solo por ella; sino por sus dos hijas, que eran su auténtico apoyo.
El
divorcio fue la meta de un camino lleno de engaños y mentiras.
Conoció a su marido con apenas veinte años, y tras dos de noviazgo,
la relación culminó en casamiento. Como en un cuento de hadas,
vivió cada instante de amor, de amistad y de lealtad; hasta que la
realidad la despertó de su quimera, mirando cara a cara, el desamor,
la hostilidad y la traición.
El
despertar fue cruel, pues su ingenua ilusión la había convertido en
adicta de esos besos y abrazos que él prodigaba, manipulaba y
compartía desde el primer día con otras mujeres. Quizá ella le
hubiera perdonado una infidelidad, pero cuando descubrió, y él le
confirmó, tantas y tantas consumidas en su deambular promiscuo, el
perdón huyó de su corazón dejando hueco al odio y al rencor.
Cuando
le presentaron a Roberto, notó que algo se encendía en su interior.
Su sonrisa entrañable y esos ojos negros, profundos, clavados en los
suyos hicieron que se sintiera ruborizada. Tenía veintidós años y
bien podía ser hermano de su hija Laura, por eso no quería dar
esperanzas a esa pequeña llama apenas incipiente y expectante.
Se
levantaba todos los días con un estímulo que hacía mucho tiempo
tenía olvidado. En el grupo de desayuno ya no eran dos, sino tres.
Roberto se había incorporado desde que un día se lo propusiera Ana,
pues por su culpa se le había pasado el tiempo de descanso. No
faltaban las confidencias, ni los cotilleos, ni las risas.
–¡Hola!
–dijo Roberto, sentándose en una banqueta de la barra–. ¿Y Ana?
–No
ha venido. Este fin de semana le toca visita y se ha cogido el día.
–¡Vaya
faena tener a la madre tan lejos! –añadió un poco mustio.
–¿Qué
te pasa?... No te veo hoy muy animado.
–...
Es que ayer discutí con mi tío y le dije que me iba de casa.
Roberto
se había quedado huérfano hacía diez años y el hermano mayor de
su padre, que no tenía hijos, se hizo cargo de él.
–¿Y
qué vas a hacer? –preguntó Elena inquieta.
–No
sé... mi tía siempre media por mí, pero ya estoy harto. No tengo
independencia, siempre machacando... pensé que al trabajar
cambiaría, pues ya no estaría comiéndome “la sopa boba”, como
no hacía más que repetir; pero ahora ha cogido otro soniquete,
“todo el día de cachondeo”. Pero, ¿qué más quiere?... Apenas
nos vemos, y si cruzamos dos palabras, es para discutir. Lo malo, es
que no gano lo suficiente como para alquilar un piso.
A
Elena se le encogió el alma viéndole tan triste, y sin sospechar
las consecuencias que ocasionaría su frase y la desdicha que
marcaría su vida, soltó de improviso:
–¿Por
qué no vienes a vivir con mis hijas y conmigo?
–¡Qué
dices! No puedo.
–Que
sí, de verdad. Mira... para que no te sientas mal, si quieres puedes
pagarme una especie de “alquiler”. Nada, una tontería, lo que a
ti te venga bien.
Roberto
aceptó, y ese fin de semana trasladó sus pertenencias, haciendo que
Elena disfrutara como una colegiala corriendo y disponiendo todo.
Llevaban
conviviendo cinco meses y todo era perfecto. No entendía como podía
haber alguien que discrepase de él. Era amable, educado, ameno,
conciliador en las disputas de las niñas, solícito y trabajador.
Estas cualidades solo podían corresponder al hombre de sus sueños.
Se había enamorado desde el primer día, pero ella, no podía, ni
debía demostrar ese sentimiento, pues corría el riesgo de estropear
la única relación que tenían. Sin embargo todos los días
soñaba con sobrepasar ese límite.
Cada
noche, en la intimidad de su dormitorio dejaba volar su imaginación,
y recreaba paso a paso la posible escena de seducción. Unas veces
ocurría sentados en el sofá del salón, al final de una película
romántica; otras en la cocina, besándola con lujuria mientras
interrumpía el lavado de ese vaso humedecido por sus labios; y la
que más, en la oscuridad de su habitación, entrando a hurtadillas y
deslizándose junto a ella en la cama. No importaba con qué
situación fantasease; en todas terminaban manifestando su pasión
encadenada durante tanto tiempo.
Acababa
de dejar a Emma en clase de ballet, y aunque cansada, se pasó por el
“super” para comprar un poco de cena. Llegó a casa y dejó las
bolsas en la cocina. Se fue derecha al salón a descansar cinco
minutos. Apenas unos segundos después, escuchó un ruido que
provenía del pasillo. “¿Qué raro? –pensó–. Si Sonia está
en la academia y Roberto dijo que había quedado con su tía”.
Permaneció expectante... y volvió a ocurrir. Era como un gemido
ahogado. En silencio se dirigió hacia el origen del sonido.
Dolor,
rabia, rencor y odio, sentimientos casi olvidados, afloraron
nuevamente desde su interior al ver a su hija y a su amado, desnudos
y exhaustos sobre el lecho. Se sintió desolada, traicionada y
manipulada; le había dado su amistad, su atención, su admiración,
y él respondía quebrantando su confianza. No pudo expresar con
palabras todos los sentimientos que emergieron desde sus entrañas.
Se quedó parada, muda e incrédula. Él tampoco dijo nada.
Desapareció de su casa, del trabajo y de su vida.
El
destino nunca jugó limpio con ella. Desde entonces, el tiempo
correría más lento y pesaroso. Nunca pudo olvidarle; no solo por el
daño que le había hecho, sino porque siempre vería esos ojos
negros, cada vez que mirase a ese niño, fruto de una unión
simplemente sexual.
a cuantas no nos ha pasado esta historia
ResponderEliminarasí es la vida, a veces nos reímos con ella y en otras es ella la que se ríe de nosotros
besos Teresa yfelicitaciones
tus trabajos son muy buenos
Tristemente así es Elisa, de hecho algunos retazos son reales.
EliminarGracias y un beso grande.
Bonito relato familiar que al final queda roto por esa escena y desenlace quizás previsible.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Así es Rafael, previsible como bien dices, menos para quien debió sospechar las consecuencias; pero es que normalmente el amor no ve mucho más allá de una caricia soñada.
EliminarBesos y buena noche.
Dicen que la necesidad tiene cara de hereje, enamorarse en silencio es duro y no correspondido, más aún si existe una diferencia tan grande. Es el destino de cada uno.
ResponderEliminarMuy bonito relato Teresa, (como siempre)
Te dejo un fuerte abrazo y felicitaciones por el puntaje que está obteniendo "El fan"
Cuando el corazón está enamorado, la razón toma vacaciones.
EliminarGracias Luis por tu sentir y por tus votos, aunque me basta con saber de tu apoyo. Me gusto "reencuentro".
Recibe un beso y un fuerte abrazo.
Que duro.
ResponderEliminarYa he leído que hay partes de verdad en este relato, y es que esta historia es, desgraciadamente, cotidiana.
Menudo palo...
Besos
Muy duro para quien vive una doble experiencia de engaños y mentiras. Tristemente común.
ResponderEliminarBesos y buena noche Verónica.
Doble traición, a su confianza y a sus sueños
ResponderEliminarEstupendo
Un abrazo
Vivir dos veces el mismo drama es muy duro.
EliminarGracias amiga.
Un beso.
Hola Teresa, te haces leer con gusto y sabor.
ResponderEliminarSí es duro tu relato, pero muy real, de una manera u otra, nuestros sentimientos son traicionados y tampoco muchas veces no sabemos poner límites a nuestras fantasías amorosas y ocurre lo inevitable.
Con ternura te dejo un gran beso
Sor.Cecilia
Gracias por pasar y comentar sor Cecilia, y más sabiendo lo liada que está.
EliminarUn beso.
Hola Teresa!!
ResponderEliminarQué bien describes la situación,que pena me da Elena,con sus engaños amorosos,si es que lo peor que pudo hacer fue meter otro hombre en su casa.
El final,muy bueno,cierras perfectamente con esos ojos negros de niño.
Decirte que tu poema y relato en el reto de Mos,me encantaron de verdad,son tan buenos...que me supo mal no darte los puntos,no me gusta votar pues siempre dejas fuera historias realmente buenas por otras igualmente buenas,la elección es sumamente difícil.
Admiro tu forma de escribir.
Un fuerte abrazo cariño y gracias por tus palabras.
Realmente no debería haberlo recogido en su casa, pero el amor a veces es mal consejero.
EliminarGracias Estrella. La verdad es que los tuyos son también estupendos, pero aunque nos fastidien las normas, ahí están y hay que cumplirlas.
Eres genial amiga.
Un besote y gracias de nuevo.
¡Qué fuerte!
ResponderEliminarEstá visto que hay piedras que no pueden evitarse y se repiten y repiten en el camino. Hay gente que nace para engañar y gente que lo hace para ser engañada, como Elena, como tal vez su hija...
Besos
Mucho Trini, la pobre Elena nació marcada por la desdicha.
EliminarUn beso grande y buena noche.
Pobre mujer, cuanto sufrimiento. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, hija sí. Una desgracia dar con dos hombres traicioneros.
EliminarBesitos.
Que fuerte¡¡¡¡
ResponderEliminarY que real¡¡¡¡
por desgracia...
Besos y feliz fin de semana.
¡Cuántas realidades como esta ficción habrá por el mundo!
EliminarBesitos y feliz domingo.
Historia cotidiana, real, triste pero previsible, (aunque suene un tanto cruel decirlo), muy bien contada por tu arte literario.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Muy previsible, pero cuando el amor nos tapa los ojos, la razón se vuelve ciega.
EliminarMuchas gracias por pasar Mos y por tu voto a mi relato. Me alegra un montón que te haya gustado.
Besos y feliz noche.
(Que el trabajo del recuento te sea liviano)
Una tragedia muy común que destroza la confianza en la raza humana y principalmente en los hombres.
ResponderEliminarMuy bien planteado con imágenes nítidas y precisas que hacen que el lector sufra con la protagonista.
Un abrazo desde una Copenhague sufriendo la infidelidad de su príncipe,
Ian.
La traición no entiende de sexos. Aquí fueron hombres, pero en otras historias quizá sean mujeres.
EliminarGracias por tus palabras Ian.
Recibe beso y un abrazo.
Una historia emocionante. Como tantas de ellas destinadas al fracaso, pero eso lo vemos al final.
ResponderEliminarBesitos, feliz verbena de San juan
Gracias Verónica por leer y dejar tu huella.
EliminarUn beso y que lo pases bien.
Hola, feliz fin de semana, felicitaciones, tienes un gran blog, es genial dejar mi huella en un blog bueno como el tuyo. Te invito cordialmente a que entres a mi blog, y leas un poema mio titulado “Muy tarde como para tomar acción”, muchas gracias, es un poema sobre un amor que no pudo ser.
ResponderEliminarGracias por pasar Boris, en un ratito voy hacia el tuyo.
EliminarUn beso.
Teresa:
ResponderEliminarSobre la verosimilitud del cuento no hay dudas. Conozco un caso donde la pareja de la mujer y padre de una niña, se fue con su hijastra adolescente, con quien tuvo algún bebé propio y otros de paternidad no tan segura...
Más allá de eso, la manera en que llevas el relato es excelente, transmites con claridad el sentir de la pobre Elena.
La necesidad de revancha hizo que tomara riesgos altos e innecesarios.
Besos y disfruta del verano nuevo.
Como hemos comentado debe ser muy frecuente y real este tipo de historias, y es raro que no conozcamos alguna directa o indirectamente.
EliminarGracias por tus palabras y tu parecer.
Un besito Arturo.
El precio de soñar es, en muchas, -demasiadas ocasiones- un coste, un golpe, demasiado alto y duro del que no siempre nos recuperamos. Enhorabuena por tu relato... Su agilidad y crudeza...
ResponderEliminarRealmente es así, pero qué sería la vida sin los sueños.
EliminarGracias tu comentario.
Un abrazo.
feliz inicio de semana Teresa!!!
ResponderEliminarabrazo grande y buenas energías
¡Hola Elisa!
EliminarYo también te deseo feliz tarde de domingo y una buena semana. Yo me temo que la voy a tener un poco agitadita porque tengo un familiar ingresado.
Otro besote y abrazos para ti.
como no dispongo de tu correo, teresa. te comento para decirte que, si esta noche visitas mi blog, te llevarás una gran sorpresa.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
¡Hola Mos! Siempre estoy encantada de visitarte. Te todos modos te mando un correo para que tengas el mío por si necesitas algo.
EliminarUn besito.
Relato como la vida misma y con el mismo trato magistral de tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo, Teresa.
Gracias Pedro por dedicarme un momento.
ResponderEliminarRecibe un gran beso y un abrazo. Siempre ánimo.
La historia es dura, como la vida misma, y contado como tú sabes, que es mucho.
ResponderEliminarUn abrazo :)
La vida es dura porque el drama habita en cada esquina.
EliminarGracias por tu parecer.
Un beso.
Qué historia fuerte como la de tantos, existe la traición y es algo que no se olvida.
ResponderEliminarExcelente texto como siempre querida amiga, una maestra.
Besos grandes.
Una triste y dolorosa historia.
EliminarSobra lo de maestra, aunque ya sé que es una manera de decir que te ha gustado.
Gracias por ello querida Luján.
Otro besote para ti.
Una historia directa, dura por su franqueza.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la composición, tiene muchísima fuerza.
Besos
Agradezco tus palabras, y más sabiendo que vienen de una persona que "devora" tantos libros.
EliminarBesos.
Enhorabuena Teresa, por tu segundo puesto en el concurso de relatos.
ResponderEliminarFelicidades y un abrazo mas especial.
Gracias Niebla. Te vuelvo a felicitar desde aquí por esa buena puntuación a tus dos magníficos textos.
EliminarUn besote amiga, y gracias de nuevo por tu apoyo incondicional.
Hola, Teresa, quiero darte la enhorabuena por haber sido una de las ganadoras en el concurso de relatos de MOS, me ha encantado el que has escrito.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Un beso.
Gracias María. Desde aquí reitero mi felicitación hacia tu poema. Es muy bueno.
EliminarBesos y feliz noche.
suele pasar, amores cruzados siempre traen desencanto..
ResponderEliminarme encanto el escrito, muy de nuestro tiempo, saludos querida amiga
Gracias por pasar abuela. Un placer tenerte por aquí.
EliminarRecibe un beso, y pasa una feliz tarde.
Felicidades a ti también, Teresa. Tu relato me parece magnifico y también merece el primer premio.
ResponderEliminarBesos
Gracias Trini por tu amabilidad. La verdad que hemos vivido una grata experiencia.
EliminarBesitos.
La ficción de este relato se parece demasiado a la realidad, como siempre de la mano del egoismo humano y de la ingenuidad de ciertas personas destinadas a tropezar una y otra vez en el mismo error. Como siempre me encanta tu relato.
ResponderEliminar¡¡¡¡Felicidades por ese segundo premio!!!!
Besos
Unas escenas y unos sentimientos muy dolorosos nos deja siempre la traición.
EliminarGracias por todo José Manuel. Tu poema era muy bueno.
Recibe un beso y un abrazo.
Bueno, la vida está llena de amores no correspondidos, ya lo sabemos.
ResponderEliminarFelicidades por ese merecido premio ¡mil achuchones cariñosos!!
LLena, que incluso rebosa, y mi historia es una de ellas.
EliminarGracias Ángela por la felicitación.
Besitos y besotes.
Muy buen relato.
ResponderEliminarHay decisiones temerarias que pueden pasar facturas muy altas. Cuando el corazón anda en medio, la razón no muestra mucha clarividencia.
Casos así o similares hay en cada esquina.
Me gustan tus letras.
Un abrazo, Teresa.
Gracias Juglar.
ResponderEliminarCuando el corazón se vuelve loco, nadie se atreve a rechistarle :)
Recibe un beso y un abrazo.
Hola de nuevo Teresa, nuevamente nos topamos con nuestra asignatura pendiente, el amor, en la mayoria de ellas hay que pagar un precio demasiado alto, aunque es nuestro corazón el que decide si lo paga o no, aunque para ello tenga que empeñar nuestra propia alma.......
ResponderEliminarTodo vale la pena si te enamoras hasta las trancas hasta tal punto de creer que estas soñando.
Un abrazo enorme, Amparo
http://eltinterodeunaescritoraamparodonaire.blogspot.com.es/2012/06/acordes-tu-lado-capitulo-ii.html
Teresa,tu relato lo has llevado con naturalidad y maestría...Realmente cuando alguien necesita amor se agarra a un clavo ardiendo y luego sufre las consecuencias...
ResponderEliminarMi felicitación por tus letras,que siempre nos calan hondo y nos emocionan.Esos finales son fantásticos,amiga.
Mi abrazo inmenso y mi ánimo siempre.
M.Jesús