A MIS AMIGOS
Los recuerdos compartidos
siempre nos acompañarán.
Nacieron
y crecieron nuestros hijos
entre
tertulia y buen pan.
Ahora
que ya se han ido...
seguiremos
igual,
saboreando
el contenido,
de
la vida y la amistad.
Y
como no me fio,
ni
de la Memoria, ni de la Razón;
todos
nuestros recuerdos
los
guardaré en un entrañable rincón...
y
así, cuando sienta nostalgia,
me
perderé en su interior,
para
revivir los momentos dichosos
que
vuestra amistad dejó,
en
esta sensible “caja”
que
siempre fue –y será– mi corazón.
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