Cuando
mis ojos se posaron en las perennes hojas del eucalipto, supuse que
se abría ante mi un camino repleto de nuevas percepciones. Llegué a
este hermoso lugar con la intención de dejar en el trayecto antiguas
emociones que me habían acompañado en otros destinos y en otros
rincones. Melancolía, amargura, desamparo, abatimiento; que me
llevaron al aislamiento, a la desidia, al hambre, y a una inmensa
soledad.
Siempre
que tomaba otro rumbo soñaba con encontrar quien me entendiese,
quien me acompañase, quien con un gesto liberase mi alma encadenada.
Y...
acaeció. Fue en un jardín, que encontré al final de una senda
empedrada. Un joven se paró delante del banco donde me hallaba
sentado. “¿Me dejas tu gorro?”–dijo. Se lo di. “¿Nos
hacemos una foto?”. La hizo. Me la enseñó... y le dije “¿Quién
de los dos es el mendigo?”. Se rió... me reí... nos reímos.
Teresa, en pocas líneas todo un mundo. Sensaciones, pensamientos, reflexiones...
ResponderEliminarCuántas veces en la vida no somos ese mendigo y cuántas veces no nos habremos puesto el sombrero de la igualdad cuando simplemente te reconoces como un ser humano frente a otro ser humano.
Preciosa historia :)
Besos
Deberíamos cambiarnos los gorros a menudo...
ResponderEliminarNadie somos nadie...
Emotiva historia, para reflexionar...
Te superas Teresa, como siempre.
Un gran beso.
Como lo has titulado bonito gesto Teresa el de este personaje. Nadie es más grande que nadie por mucho que se crea. Recordad al padre de Kunta Kinte cuando nada más nacer cogió al hijo en brazos y levantándolo hacia la Luna le dijo: "Mira Kunta Kinte, lo único que es más grande que tú". Joder si me voy a poner tan meloso que se me van a saltar las lagrimas.
ResponderEliminarBesos Teresa.
HERMOSO MENSAJE QUERIDA TERESA.
ResponderEliminarNADIE ES MÁS QUE OTRO EN ESTA VIDA...
BELLO TEXTO, TE FELICITO.
UN BESO GRANDE.
Hola Teresa,vengo a darte las gracias por la visita que me has hecho,aunque con retraso llego hasta aquí,me ha gustado lo que he leído.
ResponderEliminarQuizas entiendo que la pobreza no sólo está en las carencias materiales si no en las emocionales...
Un abrazo por este precioso gesto.
Teresa,tu pequeña-gran historia lleva un poema encendido en sus letras.Ese intercambio de sombrero,palabras y sonrisas contienen una emoción y un milagro,que nos recorre el alma...Ese igualarse con el otro,compartiendo y abrazándose en la palabra y en los gestos es todo un regalo,que nos dejas y que nos llena el alma y nos inspira,Teresa.
ResponderEliminarMi felicitación por la preciosa magia de tu escrito y mi abrazo inmenso por la grandeza que traslucen tus letras.
FELIZ NOCHE Y HASTA PRONTO,AMIGA.
M.Jesús
Una bella reflexión que nos debería hacer ver la vida de de otra manera, mas humanos. Al sentirse igual que el otro las sensaciones despiertan, la soledad, el desamparo, la melancolía, esa carencia parece desaparecer por un momentos…sintamos dentro de nosotros la palabra, la sonrisa, incluso la ayuda para alentar ese corazón destrozado y abatido.
ResponderEliminarBella historia
Un fuerte y cálido abrazo
"Rico no es quien más tiene...sino quien menos necesita.."
ResponderEliminarBuena moraleja Teresa, expresada por tí, un lujo para leer.
Un beso y mis felicitaciones
Siempre pense que todos podemos dar algo y nos pueden dar algo, tu relato me lo confirma
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu huella en mi blog, Teresa. Seguro que aunque tengamos poco, siempre podemos dar algo y viceversa. Besos alados.
ResponderEliminarCuantas veces nos sentimos en la necesidad de dialogar con alguien que esté en nuestra misma situación y nos de muestras de experiencias de su situación, a la vez que seamos cómplices de sonrisas y reciprocidad de sentimientos.
ResponderEliminarPreciosa Reflexión.
Un abrazo.
Teresa tu bonito escrito, nos enseña que los seres humanos necesitamos de otros.
ResponderEliminarPienso que está muy equivocado, aquel que se encierra en él mismo.
Besos, muy buena noche...
Calificarlo de muy bueno es poco: es un excelente ejemplo, donde se refleja la igualdad desde la perspectiva menos esperada.
ResponderEliminarEn 1990 fuimos a Cafayate, en Salta, en busca de la la casa de un artista alfarero muy reconocido, para adquirir uno de sus trabajos.
Al llegar a las inmediaciones y preguntar a un hombre mayor, de barba blanca y apariencia muy pobre, nos indicó cuál era la casa.
Con este hombre estuvimos charlando un buen rato, una hora quizás (o más); era catamarqueño, como mi esposa.
Nos invitó a pasar a su humilde morada, a tomar mate con él y hasta nos regaló unos platos y vasos de cerámica con mica, hechos por él. Se lo veía emocionado al encontrarse con una persona de su terruño. Quién sabe qué recuerdos lo asaltaron en ese momento. Al volver, yo ya no era el mismo.
Esto puede explicar lo que sentí al leer tu obra.
Un cordial saludo, Teresa.
Hola Teresa!!
ResponderEliminarDeberíamos intercambiarnos a menudo,para saber qué sienten los demás y sepan qué sentimos nosotros.
Nos daríamos cuenta que somos iguales,y todos tenemos carencias,aunque cada uno las disfrace a su manera.
Soberbio,de verdad!!
Un abrazo!!
El intercambio de papeles detras de un gesto tan sencillo como un simple gorro, esconde la cara de esta sociedad donde todo se juzga por la apariencia. Un relato genial que esconde un gran mensaje.
ResponderEliminarFeliz día
Besos
¿Quién no se ha sentido alguna vez diferente? Solo la vida con sus guiños, nos ha demostrado que nuestros miedos, son semejantes a los que sufren los demás; que liberándolos y compartiendo podemos, si no eliminarlos, sí aprender a vivir con ellos.
ResponderEliminarGracias por leer y dejar vuestro parecer. Son gestos que siempre os agradeceré.
Besos y abrazos.
Buen mensaje, el de tu texto.
ResponderEliminarExcelente.
Un abrazo.
¡Hola Teresa!
ResponderEliminarQue gusto leerte hija mía. Es un texto -aparte de reflexivo, lo abraza y envuelve una bella poesía -con un juego mágico de palabras, sonrisas- foto y el gorro que llegan hasta el corazón de cualquier persona humana.
Nadie es más que nadie, paro desgraciadamente sólo es una utopía... La realidad se ve a diario y es bien diferente. Ojalá haya muchos gestos como ese.
Gracias por compartir este bello texto -bellas letras. Felicidades, ha sido un placer.
Te dejo mi gratitud y mi admiración. Un beso y se muy feliz.
Niebla es el verso y Teresa la prosa; y me admira el poder de convocatoria que ambas tenéis.
ResponderEliminarLa una en prosa, la otra en verso. Besos
Un texto reflexivo, sencillo pero lleno de emociones que traspasan.
ResponderEliminarNadie es más que nadie. Las circunstancias nos llevan por uno u otro camino.
Un simple gesto puede hacer milagros.
Me ha encantado, Teresa.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Que bonito. Desde luego que bien escribes. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Teresa:
ResponderEliminarEs más rico el que menos necesita, hay ricos que son muy pobres y pobres que son muy ricos.
Un abrazo.
Ciertamente Teresa, siempre esperamos ante un hecho determinado, cambiar las circunstancias y encontrarnos con ese otro que sea empático con nuestro derrotero... y todos en cierta forma somos mendigos, puesto que no lo poseemos todo.
ResponderEliminarIntercambiar un gorro por un momento de compañía sin lugar a dudas es un buen negocio.
Besos al alma.
qué tierno relato Teresa, me gustó y sí , en las calles nos encontramos muchos tesoros pero son pocos los que tienen ojos para verlos
ResponderEliminarbesitos y feliz fin de semana
Somos quienes somos
ResponderEliminarno importa la vestimenta,
la persona persiste ante todo,
un besazo
Gracias a todos por leer y plasmar vuestro sentir. Siempre es un placer teneos.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Sí. Ante todo somos personas, con nuestras ilusiones, nuestros pasados, nuestras heridas y formas de mirar... Me gusta mucho tu relato, Teresa, por la ternura que destila, y la sencillez del paisaje... y esa cercanía con la que llega el personaje :)
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Ximo. Hay tantos gritos de auxilio a los que no queremos oír.
ResponderEliminarBesos y buena noche.
Estoy con Ximo, cercania. Me gusta.
ResponderEliminar:)
Me alegro que te guste. Un placer tu paso.
EliminarBesitos.
Muy tierno, Teresa. Rezuma sensibilidad.
ResponderEliminarTERESA