Tus besos y tus caricias
me dan la bienvenida.
Tu llorosa alegría
me hace la más querida.
Abro los ojos al mundo,
y tus brazos son mi cuna.
Lanzo mi lloro rotundo
y tu dulce nana me arrulla.
Mi infancia es la más feliz
bajo tu calidez bondadosa,
tu llamada gentil,
y tu atención amorosa.
Transito por la adolescencia
y el amor me desengaña,
mas tus palabras de cariño
consuelan mi alma dañada.
Ahora que soy madre,
entiendo tus desvelos,
y las miradas de angustia
cuando alzaba el vuelo.
Siempre has estado atenta
a mis idas y venidas,
protegiéndome del mundo
y curando las heridas.
Ahora me toca a mí,
cuidar con mimo esa mente niña,
ya que olvidadiza y cansada...
infantiles juicios anida.
Con tu dolor y amor nací,
y con ambos crecí,
ahora ese dolor es mío,
pero mi amor es todo para ti.
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Sentido homenaje a las madres ya ancianas.
ResponderEliminar¡Qué lástima que no apreciemos ese dolor hasta que no somos maduros!
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