Amanece... y nuevos horizontes
nacerán en los dobleces del río,
despertarán los majestuosos halcones
para acariciar los vientos divinos,
el rey extenderá sus rayos abrasadores,
y las cepas doradas, vaciarán su vino.
Anochece... y la luna vigila
con su mirada la cortina de estrellas,
alentando historias de amor
mientras las flores se cierran,
animando el desvelo de los amantes
que bajo su luz besan y sueñan.
El sol ya se ocultó, y la luna... ni aparece,
ahogada fenezco en mis salinas,
y sin palabras amigas que me consuelen.
Para mi no hay amanecer,
y el anochecer duele,
sabiendo que hay otros brazos
que seductores, te acarician y mecen.
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