Con el aire se lava tu cara,
con el agua se viste tu espalda,
y yo me lavo y me visto,
con el fulgor de tu mirada.
Dame un hola y olvida un adiós,
regálame un beso y tu corazón,
que con ellos prescriben mis penas,
y el recuerdo de huellas ajenas.
Sueño tu fragancia frente al mar,
inventando palabras que nunca sabrás,
reteniendo lágrimas que debo ocultar,
codiciando caricias que jamás llegarán.
Hay amores que se esconden,
y amores que se mienten,
pero tu nunca sabrás que cobijo,
un inquieto amor doliente.
Si las espigas no pretenden a las rosas,
¿acaso yo me he vuelto loca?,
al desear tus palabras lujuriosas,
y ese lunar junto a la boca.
Nunca podré lucir un collar de besos,
ni un suspiro en el ombligo,
tan solo un casto cinturón,
de mi más querido amigo.
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